El don de formar a gente nueva para ser dirigentes
Por Michelle Morán
1. Dirección dinámica
En un encuentro europeo reciente de dirigentes de la Renovación Carismática, se hizo notar
que en muchos países los grupos de oración parecen estar en declive. Existen un número de
razones para esto y no todas son negativas. En Gran Bretaña, por ejemplo, mucha gente cuya fe se vio renovada
a través de la Renovación Carismática, están ahora sirviendo a la Iglesia de muchas
maneras en sus comunidades parroquiales, o sirviendo a nivel diocesano o nacional. Sin embargo una razón
definitiva para que tantos proyectos de Dios no soporten la prueba del tiempo, es el fracaso de aquellos que dirigen
para pasar el manto de la dirección a otros en el momento oportuno y de la manera correcta.
Es imposible que cualquier grupo permanezca estático. O hay un proceso de crecimiento o uno de declive.
Sin duda el momento más peligroso para cualquier grupo, comunidad o movimiento es cuando se ha "establecido".
En esta fase las cosas suelen ir bien. Sin embargo, puede existir complacencia y una tendencia a caer en un institucionalismo
rígido, por ejemplo: "siempre lo hemos hecho así". Con el tiempo, el grupo se va ahogando,
se mata la creatividad y los dirigentes se vuelven rancios y se cansan. Todos estos son signos de que un grupo
ha empezado a deteriorarse y decaer. Para evitar que esto ocurra es importante que los grupos se muevan continuamente
hacia delante por un proceso de desarrollo de la visión constante. La dirección es vital y los buenos
dirigentes se preguntarán con frecuencia ¿qué tipo/estilo de dirección necesita nuestro
grupo en este momento? Así como los grupos y comunidades están cambiando siempre, la dirección
debería reflejar esto. siendo dinámica y adaptándose a las necesidades del grupo.
2. Traspasar la dirección
Una de las cualidades esenciales de un buen dirigente es que quieren ver que los dones y habilidades
de otra gente se desarrollen. Estarán constantemente observando a su grupo intentando reconocer los dones
y liberar el potencial sin explotar. Un dirigente es una persona de visión que nunca se contenta con la
realidad presente por muy buena que ésta pueda ser.
Tienen ojos para ver "lo que es" y visión para ver "lo que podría ser". Los dirigentes
sabios invierten tiempo en asesorar y preparar a otros. Reconocen que para el crecimiento sostenido y la longevidad
es vital hacer que gente nueva llegue a la dirección y promocionar a jóvenes dirigentes. El discernimiento
es vital. El dirigente debe buscar constantemente la orientación de Dios y saber cuando es el momento oportuno
para echarse a un lado y entregar la responsabilidad a otros.
3. Formar a nuevos dirigentes
Es importante que aquellos que lleguen a ser dirigentes reciban una formación y apoyo adecuados.
Algo de esto sucede de una manera natural y sin estructuras.
- Un dirigente influye a otros
Los dirigentes naturales son gente influyente. Inspiran respeto y confianza y son buenos modelos a imitar. El dirigente
que se toma en serio promocionar a otros invertirá tiempo en dirigentes potenciales. Estarán deseosos
de compartir su sabiduría sin dar la impresión de que el suyo es el único modo de hacer las
cosas. Por lo tanto, los dirigentes que deseen preparar a otros de este modo tienen que ser abiertos y flexibles.
- Un dirigente moldea el comportamiento dee la gente
Un dirigente cristiano siempre está intentando cambiar a la gente por el poder del Espíritu Santo.
Esto puede suponer cambios de comportamiento, patrones de pensamiento, actitudes o cambios estructurales. A un
nivel personal la meta es que toda la gente crezca más hacia Cristo. Luego a nivel estructural es responsabilidad
del dirigente llevar al pueblo de Dios al lugar donde Dios quiere que estén. Ante todo un dirigente forma
y moldea a otros a la santidad por el testimonio de sus propias vidas. Si una organización es demasiado
jerárquica entonces los dirigentes se pueden volver distantes de sus grupos. Esto obviamente reduce su capacidad
de influencia y testimonio. En un grupo bien equilibrado, los dirigentes tienen unos niveles de integración
adecuados y buenos.
- Los dirigentes inspiran la visiónn
Cualquier grupo que quiera soportar la prueba del tiempo, necesita implicarse en el desarrollo de la visión
continua. Esto supone fijar metas a corto y largo plazo y con regularidad actividades de supervisión, evaluando
donde sea necesario. El grupo también debería tener incorporados sistemas de responsabilidad que
les mantenga centrados en su visión. Los dirigentes tienen que aprovechar la energía de los individuos
y motivarles a conseguir sus metas comunes. Es importante que todos los miembros del grupo conozcan la visión
completa y hasta cierto punto que se impliquen en ella. Sin embargo si el dirigente puede invertir tiempo con los
dirigentes potenciales, éstos pueden llegar a ser instrumentos para desarrollar la visión y convertirse
en los que marquen la tendencia a seguir. La visión motiva y activa de modo que aquellos que están
directamente implicados estarán preparados para dar más y asumir responsabilidades adicionales.
- Los dirigentes capacitan a otros para reealizar su potencial
Los dirigentes no hacen todo el trabajo de ministerio sino que capacitan y equipan a otros para que también
se impliquen en el ministerio. Delegar es una habilidad clave de la dirección. Esto no quiere decir que
el dirigente abdica o simplemente reparte las tareas. Delegar eficazmente implica reconocer la habilidad de una
persona y su potencial y trabajar junto con ellos de manera que les de seguridad y consolide su confianza. Cuanto
más capaz o experimentada sea una persona y más implicada se vea en la visión, necesitará
menos supervisión. La meta total de delegar es facultar a otros, liberando sus dones y su potencial. En
esta fase los dirigentes experimentados necesitan la madurez y la sabiduría para saber cuando es correcto
que se echen a un lado y permitan que nuevos dirigentes asuman o compartan la dirección.
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Michelle Morán es una predicadora, maestra, formadora y orientadora que ha viajado mucho. Es miembro fundador
de la Comunidad Católica Sión para la Evangelización, y es la Directora de Formación.
Ha adquirido mucha experiencia al trabajar a tiempo completo en la Iglesia nacional e internacionalmente, durante
los últimos 15 años. Su especialidad está en las áreas de evangelización, crecimiento
eclesial y organización.